Murmullos del Guadalquivir



He soñado que el mundo se inundaba.
Que las gotas de lluvia golpeaban, con furia, el ventanal de madera de una habitación blanca mientras, sobre mí, unos ojos oscuros llenos de cuchillos me rozaban juguetones el cuello, con tal delicadeza que se me erizaba hasta el pasado.

- ..."¿Qué eres?"

De un movimiento brusco, me sujeta con firmeza las muñecas sobre la cabeza y se acerca lentamente a mi oído.
Gruñe.
Cierro los ojos y se me tensan todos los músculos.

- El caos.
El puto caos.


Silencio.
Luego, una respiración animal acelerada.
Conjunta.
Sonrío, aún temblando y con la piel de gallina.
Suspira.
Se deja caer sobre mí.
Libero, sin demasiado esfuerzo, una de mis manos y le acaricio con cuidado la nuca.

- Sí, te conozco. Te conozco muy bien.

Y la lluvia empezó a cesar.

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