Vértigo

Ella le miraba como quien mira a un precipicio.
Nunca supo si él la veía como a un camino o a un refugio.


Y un olor a tierra mojada y a roca fría se fue colando por las ventanas hasta invadir su cama, sus cajones, su vida.


Y miró fuera.
Y vio el final del precipicio.



Pero él, no estaba.


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